Tenga presente lo mejor de su adolescente: protéjalo con amor incondicional

Este artículo fue traducido y adaptado culturalmente por Patricia Pedraza, Dr. Javiera Monardez Popelka y Dr. Maria Veronica Svetaz.

La fuerza más protectora en la vida de los adolescentes es el amor incondicional e inquebrantable de sus padres y madres. Para los adolescentes, el saber que los padres y madres son una influencia positiva, estable y confiable, les da la seguridad para resistir los desafíos de la vida. Esto también ayuda a los padres y madres, permitiéndoles sentirse más fuertes ante los desafíos.

Amar incondicionalmente no significa aceptar sin condiciones todas y cada una de las conductas de sus jóvenes. Tampoco sugiere que siempre tenga que gustarles la forma en que actúan.

Puede amar con todo su corazón y, aún así, estar furioso. De hecho, su amor (lo mucho que quiere a su joven) es probablemente lo que alimenta su furia. En algún nivel, su ira es una forma más segura de demostrar su verdadera emoción: el miedo. A menudo, cuando estamos más enojados es cuando estamos más preocupados. Nos preocupamos porque amamos.

El amor de padres y madres es tan profundo que desafía toda explicación. Es lo que puede impulsar a nuestros jóvenes a convertirse en la mejor versión de sí mismos y a la vez es la herramienta más fuerte que tenemos para sacarlos del borde del desastre.

El amor es ver a alguien como merece ser visto, en lugar de verlo en función al comportamiento que podría presentar.

Recurra a sus recuerdos

Durante esos momentos en los que se sienta más desafiado, recurra a los recuerdos de quiénes son realmente sus adolescentes. Cuando la memoria de la bondad interior de su adolescente vuelva a usted y recuerde por qué los ama tanto, será más fácil enfrentar la situación que le está provocando ira o frustración. Los recuerdos de los padres y madres ayudan a sus adolescentes a verse a sí mismos como son realmente y establecer quiénes quieren ser. Recordarán lo mucho que les gusta complacer y hacer sentir bien a su familia. 

No es necesario encontrar las palabras perfectas. Aunque no diga mucho,  mientras mantenga los recuerdos vivos y esté con sus adolescentes, demostrará cuánto le importan.

Las palabras que diga pueden ser simples. Por ejemplo:  “Sé que puedes __________, porque siempre has ___________”.  O “Sé que puedes ser más amable con tu hermano. Eres el mismo joven que evitaba que matáramos bichos cuando íbamos a caminar al río. Siempre has sido compasivo y protector. Ahora tu hermano necesita esa parte de ti”.

Crea en esas palabras y sus adolescentes intentarán comportarse como la mejor versión de sí mismos. Expresarles qué espera de su conducta guiará el cómo se comporten, ya que estas expectativas están basadas en sus valores familiares. 

Recuerde las fortalezas

Reconocer y recordar las fortalezas de su jóven es una excelente estrategia en tiempos de confusión, pero también es fundamental en los momentos de tranquilidad durante la adolescencia. La pregunta central de la adolescencia es “¿Quién soy?”. Lo importante es lograr que su adolescente crea que parte de esa respuesta es: “Soy alguien que merece ser amado”. También debemos reconocer y recalcar estas fortalezas durante otras etapas del crecimiento. La adolescencia está repleta de cambios en el desarrollo y es crucial que apoyemos y demostremos que comprendemos estos cambios. Debemos asegurarnos de que nuestros adolescentes no crean que los queremos menos o que nos preocupamos menos de ellos cuando crecen.

Proteja a los adolescentes de mensajes negativos

Ofrecer a nuestros adolescentes un sentido positivo de sí mismos tiene un beneficio adicional: los protege en gran medida de mensajes que los menosprecian que pueden escuchar directa o indirectamente de otros. A menudo, los adolescentes se enfrentan con  personas  que los miran con desdén o peor aún, miedo. Son vistos como desconsiderados, egocéntricos, imprudentes,impulsivos… y a veces, peligrosos. Los mensajes negativos que reciben, sean sutiles o explícitos, son una base terrible para buscar el sentido de su identidad. Mire a los jóvenes como merecen ser vistos. Véalos bajo una luz positiva, para que no se vean a sí mismos como a veces otros los pintan.  Deles una visión positiva y diferente de sí mismos desde la que puedan avanzar saludablemente a la edad adulta.

Es aún mejor si , en comunidad, tratamos de cambiar cualquier representación injusta o poco realista de los adolescentes, y mirarlos a través de un lente positivo en vez de negativo. Cuando aboga por el bienestar de todos los adolescentes, su propio adolescente también se beneficiará.

Celebre a su adolescente

Ahora, el verdadero trabajo. Comencemos por celebrar quienes son nuestros preadolescentes (9 a 10 años) y jóvenes (11 a 24 años). Recuerde cómo eran en la niñez. Recuerde las veces que se maravilló por la intensidad de sus pensamientos, su sentido del humor, su valentía, su capacidad de diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal, su amor por los animales, la forma en que protegían a sus hermanos, la emoción que sintió cuando le dieron la bienvenida a casa después de nacer y la alegría que experimentó cuando compartieron momentos a solas.

Usted conoce a su adolescente mejor que nadie. Tómese el tiempo para pensar y describir quién es realmente su adolescente. Reúnase con los otros adultos que hayan conocido a su adolescente desde los primeros años de sus vidas, o envíeles este artículo y pídales que compartan sus recuerdos. Juntos, recuerden quién fue siempre su chiquitín: es la pista más sólida de quién es su adolescente.

Puede que su adolescente haya crecido. Puede que se haya sentido avergonzado de su presencia. Puede que a veces lo haga preocupar. Puede que se cuestione quién es. Incluso cuando experimentamos estos momentos desafiantes, nunca debemos menospreciar a nuestros jóvenes.

Son sus chiquitines que siempre ha amado que ahora se están convirtiendo en  jóvenes más independientes. Ocasionalmente, el camino puede estar lleno de obstáculos, pero sus adolescentes siguen siendo como los conoció. Su claridad los ayudará a superar los momentos difíciles y servirá como base para construir un futuro positivo.

About Ken Ginsburg

Ken Ginsburg, MD, MSEd, is Founding Director of CPTC and Professor of Pediatrics at Children's Hospital of Philadelphia. He travels the world speaking to parent, professional, and youth audiences and is the author of 5 award-winning parenting books including a multimedia professional toolkit on “Reaching Teens.” CPTC follows his strength-based philosophy and resilience-building model. For more on Dr. Ginsburg visit www.fosteringresilience.com.

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