Comprendiendo el cerebro del adolescente a través de la ciencia

Este artículo fue traducido y adaptado culturalmente por Patricia Pedraza, Dr. Javiera Monardez Popelka y Dr. Maria Veronica Svetaz.

Comprender lo que dicen los expertos acerca del crecimiento del cerebro y del comportamiento adolescente permite a los padres apoyar, guiar y proteger al adolescente durante su desarrollo. Las investigaciones científicas confirman lo que el sentido común nos dice sobre el comportamiento adolescente. Por ejemplo:

  • Los adultos son una influencia importante para los adolescentes.
  • Los adolescentes:
    • pueden mostrar emociones fuertes.
    • disfrutan de probar hasta donde llegan los límites.
    • aprenden a un ritmo extraordinariamente rápido.

Los padres y madres desempeñan un papel fundamental y protector en la vida de los preadolescentes (9 a 11 años) y jóvenes (12 a 24 años). El Dr. Daniel Romer, un destacado psicólogo de la Universidad de Pensilvania, explica cómo madura el cerebro durante la adolescencia. La adolescencia es una época en la que se necesitan nuevas experiencias para maximizar el aprendizaje. Lo que se aprende durante la adolescencia se convierte en conocimiento que durará toda la vida.

Los cambios que ocurren en el cuerpo y el cerebro pueden hacer que se tomen riesgos. Los padres y madres pueden alejar a los adolescentes del peligro al brindarles experiencias sociales positivas y significativas. Además, son importantes al ayudar a crear estas experiencias. La idea es que los padres y madres ayuden a sus adolescentes a tomar riesgos positivos, en lugar de riesgos peligrosos. Al darles permiso, o presentándoles nuevas oportunidades positivas para explorar, se está usando lo que la biología del cerebro adolescente origina: la necesidad de experimentar cosas nuevas que los emocionen para su crecimiento, y así evitar experiencias más peligrosas.  

6 oportunidades para aumentar al máximo el aprendizaje y apoyar un desarrollo saludable

El aprendizaje va mucho más allá de la escuela. También se trata de apoyar la búsqueda de sensaciones saludables. El desarrollo está ocurriendo ante nuestros ojos, y el cerebro que construyan nuestros adolescentes determinará su éxito en el futuro. Los adolescentes absorben todo lo que les enseñamos formal e informalmente: aprenden lo que se espera de ellos y lo que es considerado “normal”. 

Es importante que los adolescentes estén expuestos a conocimientos y experiencias que los ayuden a alcanzar su potencial. Esto significa buscar formas de crear, reforzar y mejorar los entornos en los que nuestros adolescentes están aprendiendo. Así, hacemos estos entornos enriquecedores y educativos. No se trata de presionar a nuestros adolescentes para que sobresalgan. Tampoco se trata de exponerlos a cualquier actividad. Se trata de brindar experiencias positivas y modelar cómo se ve un adulto emocionalmente saludable, reflexivo y comprometido.

1) Crear oportunidades para una exploración segura

Debemos aprender a aceptar que los adolescentes están diseñados para correr riesgos y buscar placer y emoción. Como padres y madres debemos comprometernos a apoyar ese desarrollo natural -que va a ocurrir inevitablemente, es decir, está fuera de nuestro control y del de los adolescentes, porque es algo biológico- y confiar en que nuestros adolescentes están haciendo lo que deben para crecer. Está necesidad de “aventuras” promueve el aprendizaje. Los adolescentes son  impulsados biológicamente a encontrar experiencias nuevas y emocionantes tanto para ampliar sus conocimientos como para aprender las lecciones de vida que los llevarán a la edad adulta.

Como padres y madres, nuestro trabajo es guiar a nuestros adolescentes hacia aquellas experiencias que aceleren el crecimiento y alejarlos de aquellas que puedan dañarlos. La vida está llena de oportunidades para poner a prueba los límites y experimentar momentos que nos sorprendan. Por ejemplo, participar en una obra de teatro escolar o en un equipo deportivo, invitar a salir a otro adolescente, correr una maratón, tirarse al agua desde el trampolín más alto, o expresar emociones profundas en un concurso de poesía. Estas oportunidades saludables satisfacen una necesidad neurobiológica, lo que hace menos probable que los adolescentes busquen experiencias que los puedan perjudicar. 

2) Crear un entorno para el desarrollo cerebral saludable

El cerebro es el centro de mando y control de la vida. Nos ayuda a pensar, sentir, movernos, reaccionar y funcionar en todos los niveles. Para que el cerebro desarrolle su máximo potencial, los jóvenes necesitan:

  • Dormir adecuadamente 
  • Recibir una buena alimentación
  • Recibir amor y cuidado
  • Estar en un ambiente libre de sustancias ilícitas: El alcohol y las drogas brindan placeres momentáneos, pero perjudican el desarrollo y el bienestar.
  • Vivir con niveles de estrés manejables: El estrés es parte de la vida. Un poco de él nos impulsa a adaptarnos, progresar y usar nuestras mejores estrategias. Sin embargo, los niveles altos y sostenidos de estrés son perjudiciales para el desarrollo emocional y físico del cerebro. También sabemos que el apoyo de los adultos, incluso en momentos de mayor estrés, protege el desarrollo del cerebro de los jóvenes.

3) Involucrar a los adolescentes en debates y discusiones que los ayuden a crecer

Nuestro papel como padres y madres incluye ayudar a los jóvenes a que tomen en cuenta las consecuencias de sus decisiones. Este papel es más que fundamental, incluso puede salvar vidas. Tenemos una verdadera oportunidad para influir en su capacidad de enfrentar los desafíos que atravesarán en la vida, si sabemos cuándo y cómo comunicarnos con ellos. Nos comunicamos mejor cuando elegimos entornos tranquilos, donde los centros de razonamiento del cerebro en desarrollo analizan hechos con más claridad, pues no se ven inundados por respuestas emocionales.

4) Hablar con los adolescentes de una forma que puedan escuchar

Los jóvenes entienden y toman en cuenta el concepto de riesgo. Quieren que los adultos compartan con ellos lo que saben, sus experiencias y sabiduría. Aproximadamente a los 16 años (algunos incluso antes) pueden resolver problemas al mismo nivel que los adultos. Sin embargo, lo hacen solo en entornos tranquilos. Su centro emocional está conectado para recibir información rápidamente y reaccionar frente a ella. Durante momentos estresantes, sus centros emocionales pueden dominar los centros racionales, y esto puede dificultar la resolución de problemas. Esto también les sucede a los adultos. La diferencia es que los centros del razonamiento de los adultos  están desarrollados con más firmeza, y tienen la experiencia y sabiduría que generalmente pueden ganar la batalla interna contra las emociones.

Considere los siguientes consejos para ayudar a los adolescentes a aprovechar mejor su sabiduría y experiencia como padre.

  • Céntrese, mantenga la calma. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero es fundamental. Si no puede ser racional, tómese un momento. Practique esta frase: “Necesito un poco de espacio y tiempo para pensar en esto. Volveremos a hablar sobre el tema. Lo resolveremos juntos”. O “necesito re-centrarme, dame unos minutos y hablamos de nuevo”. Sea un ejemplo en recuperar la compostura antes de que la acción impulsiva sea la que domine sus actos y reacciones.
  • Su sinceridad es importantísima. Uno de los rasgos más característicos que poseen nuestros preadolescentes y adolescentes es su capacidad para leer a las personas. Se trata de un proceso de desarrollo fenomenal lo cual es fundamental para construir empatía y relaciones significativas. Sin embargo, esta capacidad está en pleno desarrollo, por lo que a veces “sobreinterpretan” nuestro lenguaje corporal, tono de voz, o las palabras que escogemos. Por eso, analice sus propias ideas antes de ofrecer un consejo a su adolescente. Por lo general, un poco de tiempo y espacio le ayudarán a evaluar con precisión una situación y a abordarla de manera equilibrada y tranquila.
  • No dé sermones. Cuando un joven está molesto, le resulta bastante difícil resolver un problema. Cuando su consejo como padre o madre se convierte en un sermón, su adolescente percibirá su decepción, su enojo y absorberá su miedo. Así, es probable que se pierda el verdadero mensaje. Converse en lugar de darles un discurso. Deles tiempo para procesar lo que les está diciendo.

5) Balancear amor y límites

Los padres y madres equilibrados brindan mucho amor y límites. El amor solo cuenta si nuestros jóvenes lo perciben. Las reglas son más efectivas cuando nuestros jóvenes entienden que están establecidas para protegerlos y no para controlarlos. Décadas de investigación nos dicen que personas criadas por padres y madres que practican un estilo equilibrado se desempeñan mejor en la escuela, son emocionalmente más saludables y asumen menos conductas de riesgo. Estos jóvenes son los que tienen las relaciones más cercanas y comunicativas con sus padres.

Recuerde que los adolescentes deben probar sus límites para maximizar su aprendizaje y desarrollo cerebral. Esto se debe a que los centros de recompensa de su cerebro en desarrollo están altamente activos y los impulsan hacia la búsqueda de experiencias y sensaciones nuevas, riesgos nuevos. Esto significa que todos los adolescentes necesitan límites compasivos y protectores. Sin embargo, hay un subgrupo de jóvenes que son verdaderamente impulsivos y necesitarán límites más firmes, ya que es menos probable que aprendan rápidamente de las consecuencias. El “equilibrio” se trata de lo que es correcto para su adolescente. Lo que importa es que su adolescente sepa que estos límites existen porque su propio bien, no porque esté tratando de controlarlos.

6) Apoyar las relaciones saludables entre jóvenes

Gran parte de lo que hemos estado comentando se trata de preparar a los adolescentes para que se conviertan en adultos sociables, que puedan trabajar con otros y tener relaciones significativas. La presión de los pares puede ser una influencia positiva cuando éstos se controlan entre sí y deciden juntos evitar ciertos comportamientos de riesgo. En entornos positivos entre compañeros, se enseñan mutuamente a no repetir los errores. Usted no puede elegir las amistades de sus adolescentes, pero puede darles la oportunidad de rodearse de personas que sirvan como buena influencia. Si su adolescente está en un grupo de pares que lo pone en riesgo, sus reglas deben ser más firmes, porque la ciencia del cerebro y la historia humana, nos dice que las personas se comportan de manera más impulsiva cuando están en grupo que cuando están solos.

Junte todo lo aprendido

Para apoyar el desarrollo saludable del cerebro de los adolescentes y el desarrollo en general, debemos hacer lo siguiente:

  1. Brindar oportunidades seguras para que exploren.
  2. Proporcionar un entorno protector y enriquecedor.
  3. Involucrar a los adolescentes en debates y discusiones para que aprendan y crezcan.
  4. Considerar un estilo de crianza equilibrado, que incluya calidez y establezca límites seguros.
  5. Apoyar las relaciones saludables entre jóvenes.
  6. Ayudar a los adolescentes a desarrollar habilidades para tomar  decisiones de forma tranquila y racional, siendo usted el ejemplo de cómo se toman decisiones bien pensadas.

Las preguntas principales que se deben resolver durante el desarrollo de la adolescencia son enormes y, a menudo, complicadas: “¿Quién soy?”, “¿Soy normal?”, “¿Encajo?”. Nuestros adolescentes estarán mejor capacitados para comenzar a responder estas preguntas cuando, como padres y madres, creemos el tipo de entorno necesario para un desarrollo óptimo. Lo que sabemos es que se pasa de la niñez a la adultez con más éxito cuando creamos entornos tranquilos que permiten pensar de la mejor manera posible y cuando promovemos una forma segura y apropiada de tomar riesgos.

Recuerde: el cerebro en desarrollo de sus adolescentes les está indicando que deben buscar nuevas oportunidades y correr riesgos. Los padres y madres desempeñan un papel crucial al proporcionar límites que permiten el ensayo y error necesarios, y al posicionar a los preadolescentes y adolescentes para que se conviertan en adultos jóvenes capaces, exitosos y resilientes. 

About Ken Ginsburg

Ken Ginsburg, MD, MSEd, is Founding Director of CPTC and Professor of Pediatrics at Children's Hospital of Philadelphia. He travels the world speaking to parent, professional, and youth audiences and is the author of 5 award-winning parenting books including a multimedia professional toolkit on “Reaching Teens.” CPTC follows his strength-based philosophy and resilience-building model. For more on Dr. Ginsburg visit www.fosteringresilience.com.

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